
Me doy cuenta, con el pasar de los días y a la hora de explicar mis necesidades con la transformación de la lana, que no he escrito sobre algo fundamental: las herramientas de trabajo.
En otros países hay toda una cultura sobre los utensilios y herramientas. Observando el panorama llego a dos primeras reflexiones: que los usuarios son artesanos y pequeños productores en su mayoría y que sus fronteras son limitadas. Me explico, el desarrollo de las técnicas de fieltro húmedo o de aguja y el rescate y auge del uso de la rueca, ha hecho que aficionados y pequeños profesionales se interesen por trabajar la lana desde su primer estado, lo que se conoce como lana cruda. Pero, ¿Por dónde empezamos?

Lo primero es siempre probar: se comienza probando si nos gusta la fibra, pensando sobre el tiempo que vamos a dedicar a la transformación de la lana o si solo queremos tener más opciones a la hora de crear colores o texturas. Los cepillos que se usan para los perros, son lo primero de lo que echamos mano a modo de cardadora de mano. Sirve para cardar pequeñas cantidades y para experimentar mezclas de lanas o de colores y nos vendrán bien para determinados momentos. Hay quien para un trabajo concreto quiere abrir bien las fibras de la lana y necesita unas cardas más profesionales. Pero si queremos cardar medio kilo de lana las cardas nos van a pasar factura en muñecas y brazos.

Entonces comenzamos a buscar qué hace la gente cuando quieren manejar grandes cantidades y es entonces cuando llegamos a las cardadoras de tambor. Para cuando queremos cardar medio kilo de lana o más, la cardadora de tambor es imprescindible. Hay unas cuantas marcas en el mercado, aunque si nos ponemos a buscar pronto descubriremos que no son más de diez. Actualmente sigo en el empeño de conseguir alguien que se anima a desarrollarlas en España, pues creo que la demanda va a crecer, si los esfuerzos de los que nos dedicamos a revitalizar la lana dan sus frutos y que los precios que se manejan en el mercado frenan mucho el desarrollo de nuestra creatividad.

Estas cardadoras de tambor hacen un primer peinado de la lana aunque no es como la lana que compramos que, además, están peinadas. Sin embargo, para el trabajo en fieltro o para el hilado, realmente puede servirnos con esta herramienta, obteniendo buenos resultados, pero sin olvidar que la facilidad de maniobrar con ella se reduce un poco, en comparación con la que está peinada y que los resultados pueden ser menos previsibles al principio.
Hay que tener en cuenta que muchas personas quieren la cardadora de tambor solo para hacer mezclas de colores. Así que lo primero que tenemos que pensar es la finalidad que vamos a darle para tomar la decisión más adecuada.

Las herramientas para peinar son fáciles de construir y efectivas si se trata de trabajar con lana comprada, pero si es lana procesada en casa no nos van a servir, a no ser que hagamos un verdadero trabajo de carpintería.
Vamos viendo que el proceso desde que el trasquilador nos da la lana es largo. Puede que el kilo de lana cruda te lo regalen o se venda a un simbólico euro, pero debes estar dispuest@ a tener paciencia y fascinación por ir dando cada paso. Porque tras lavar, secar, abrir, y cardar, llega el momento de crear hilo o un producto en fieltro para obtener ese mundo infinito de posibilidades que nos ofrece este material precioso. Se invierten horas y días en transformarla, pero el resultado engancha, enamora y nos fascina a mucho. Aunque no renuncio a lograr ser más eficiente en cada uno de los procesos, para no renunciar a explorar las mil posibilidades que da cada fibra.

Como veis este apartado de las herramientas da para mucho y queda pendiente para otro día hacer un análisis de las marcas de las cardadoras y enlaces de los lugares dónde las venden, para que no gastéis tanta energía como gasté yo, a la hora de descubrir sus referencias.