Hoy quiero hablar del consumo eficiente. Actualmente estamos rodeados de productos que se estropean en poco tiempo, lo que se conoce como la obsolescencia programada. El consumidor parece no poder hacer nada ante el hecho de que un ordenador tiene una vida útil muy limitada y que la impresora dejará de funcionar en un plazo establecido previamente por el comerciante. Esto genera residuos. Unos residuos cuyo reaprovechamiento queda lejos de nuestro control y solo podemos confiar en que los puntos limpios hagan bien su trabajo y la cadena funcione realmente.
Sin embargo, con materiales vivos y naturales como la lana podemos controlar su vida útil hasta donde nos alcance la imaginación. Aunque la lana puede ser atacada por la polilla, con unos pocos cuidados se evita fácilmente y aún así su intervención solo supondrá un cambio pequeño en la lana, nada que no se pueda subsanar. Imaginemos un agujero en nuestra bufanda. Puede que sea porque se enganchó o porque la polilla le dio unos cuantos bocados, pero eso no pone fin a su uso. Con un poco de creatividad y solo un rato de nuestro tiempo, podemos añadirle un nuevo elemento decorativo y tendremos un producto como nuevo.
La lana puede ser hilada o puede trabajarse como fieltro, como ya he comentado muchas veces y yo me decanto por el fieltro. Mucha ropa de lana tejida, que se ha quedado vieja o desgastada, puede servirnos para hacernos prendas nuevas con un poco de ingenio y convirtiéndolas en fieltro gracias al papel del agua caliente, el jabón y el movimiento.
Por ejemplo, podemos coger una chaqueta desgastada que ya no usamos y usar las mangas para hacernos unos mitones y el cuerpo para fabricarnos un bolso o unas pantuflas. No hace falta saber coser mucho y en cuanto tenemos unidas las partes solo hay que meterlo en la lavadora y esperar a ver el resultado. No os preocupéis, porque voy a abrir una sección de reciclado de lana para que podáis desarrollar con precisión estas sugerencias.
Además, las cosas hechas con lana se pueden reparar. Los juguetes que hago a mi hijo sufren sus desgastes pero con unos pocos retoques están otra vez como nuevos. Podemos customizar unos mitones hechos con lana cuando la moda cambie y convertir unos guantes en unos muñecos muy bonitos para los niños o simplemente obtener un relleno cálido para un nuevo cojín.
Cuando se trata de la lana en crudo, sin haber sido transformada las opciones son muchas, aunque las desconozco y aún me queda un camino por investigar. Sé que se puede usar para crear un compost, aunque el proceso es largo. También lo usan sobre determinados cultivos para mantener la humedad y cierta temperatura.
En definitiva se trata de una relación diferente con el producto. La lana nos proporciona elementos confortables, duraderos y en los que tanto antes como después la contaminación ha sido prácticamente nula sin que generemos residuos que no se puedan reciclar.
Me ofrezco voluntaria para probar lo de la lana en los cultivos…aunque si ya se meten ratones en la paja..en una cama de lana deben hacer fiestas!
Muchas gracias! Pues estaremos en contacto y a la llegada de la primavera ponemos en marcha el experimento 😉