El paraíso de las ovejas

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Hace dos semanas recibí la llamada que tanto esperaba para poder ir a ver cómo esquilaban las ovejas. Esas hermosas ovejas que había visto en el prado de mis amigos. Fue emocionante, pues para poder ir a visitar a las personas que llevaban a cabo esta acción había que hacerlo mediante mi contacto. Esta intermediación me recordaba los diferentes estudios antropológicos, cuando el investigador debe ser introducido gracias a la existencia de un mediador o informante. Es, por otro lado, una sabia manera de invitar a un extraño a su casa, a su mundo, sin tener que levantar ninguna guardia.

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Mi hijo Alan me acompañó, sabía que iba a ser una experiencia emocionante.

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Ver esquilar es ver cómo tratan a la oveja, es ver cómo está tiene un poco de tensión en sus ojos, igual que mi hijo se pone nervioso cuando le corto su rizado pelo con la maquinilla. Pero no hubo más que eso. Casi se podría decir que la oveja se relajaba y que luego salía de allí mucho más ligera, habiendo dejado atrás su lana y el momento de verse observada.

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Asistir a este ritual fue ver nacer una lana aún caliente, con ese olor tan característico suyo y que casi invita a dormir. Daban ganas de hacer con ella una almohada o una mullida cama improvisada. Estos ganaderos cuidan a sus ovejas con mimo. Pero lo más interesante de todo es que estas ovejas no se tienen ni por su carne, ni por su leche, ni por su lana. Es tal vez una peculiaridad propia de Asturias. Mucha gente del campo tiene ovejas para que el prado se vea guapo durante todo el año. Les gustan los animales y les cuesta lo mismo que pagar a un profesional para que les siegue varias veces al año. Pero, ¿para que son los prados? pues para que alguien se encapriche de ellos y los compre. Muchos sueñan con sacar un pellizco sustancioso con los prados o tal vez sueñen con que otros se enamoren de sus tierras como ellos.

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Esto ya da pie a toda una reflexión posterior, pues muchas de las ovejas han logrado algo idílico: vivir feliz toda una vida comiendo la mejor hierba y sin sufrir explotación de ningún tipo. Muchos pensarán que es ilógico, un desperdicio y puede que tengan razón. Otros sentirán que por fin las cosas tienen sentido y puede que tampoco estén equivocados. Esta realidad solo representa a una pequeña parte del ganado, pues hay una interesante heterogeneidad. Asturias tiene mucha variedad de razas y cada oveja tiene su propia historia como iremos viendo.

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Si queréis contarme sobre cómo viven vuestras ovejas estaré encantada de hacerles un sitio para un próximo artículo.

Mientras tanto queda para dentro de unos días ir a lavar la lana.

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