Es difícil ignorar las sincronicidades que se dan con la lana. Sin duda los grupos de tejedoras han sido todo un referente de esa llamada que despierta la inquietud de tejer. Pero existe una segunda oleada, que tironea con insistencia hacia otras técnicas: aquellas que se realizan con la lana antes de ser hilada.
En España aún somos pocos los que nos dedicamos a explorar ese infinito mundo del fieltro. Ya sea con la técnica seca o la húmeda los resultados nos llevan a una exploración continua y a una experimentación incesante que mira con cierta envidia los trabajos realizados en países como Lituania o Rusia en donde el arte que desarrollan llega a expresiones máximas.
La lana es terapéutica, eso ya no se discute. Su textura suave, sus hipnóticos colores y las infinitas formas que puede adoptar hacen que nos sintamos auto suficientes, pequeños creados que se definen a cada paso y nos tienta a regalar amor.
Algunos como yo, no acabamos de decidirnos por una única técnica, y exploramos de manera constante las tinturas, los contornos y las técnicas.
Lanzo una invitación a algunos de los que van formando esta red de escultores de la lana para que me permitan mostrar su trabajo al mundo y así dar presencia a una nueva y ancestral manera de hacer arte a través de una trama sin hilo. Vayamos pensando una palabra amiga que nos propicie nuevas sincronicidades, que hagan posible que nos reunamos para disfrutar de nuestro aprendizaje, de esa iniciación a un arte mágico en el que podemos crear todo lo que seamos capaces de imaginar.
Sawanoba…