Es emocionante ver cómo son cada vez más las personas que apuestan por colaborar y compartir sus conocimientos, su amor y su pasión por la lana. Hace ya unas dos semanas que tuvo lugar la primera Fiesta de la Lana de Bausen, en el Valle de Aran, de la mano de Carmen Bonifaci y su hijo Augusto Nazzar, quienes lograron aunar arte y conocimiento.

Carmen, además de transmitirme mucha paz, tiene un gran interés por crear redes. Su pasión por el valor de la lana de razas autóctonas españolas en peligro de extinción, es contagiosa… que os voy a contar. Pero con esta fiesta ha conseguido abrir un camino para dinamizar el uso de la lana y aumentar el interés por conocer todas sus propiedades.

Fueron tres días intensos en los que hubo diferentes reuniones en torno a las experiencias de artesanos, recolectores y ganaderos tanto de Francia como de España. Iniciativas pequeñas en su mayoría, de las razas de ovejas europeas.

En Francia, con décadas de experiencia, sus agentes, nos brindan la ventaja de tener un buen ejemplo en el que inspirarnos.

Y es que los organizadores de la Fiesta de la lana de Bausen, han sabido crear un puente armonioso en el que las actividades han dado a todos mucha inspiración: talleres de fieltro, tintura, desfiles de moda, exhibiciones de telar o una maravillosa exposición en un entorno de impacto.

 No cabe duda para aquellos que pudimos estar inmersos en el ambiente de esos días, que Carmen y Augusto han sabido hacer las cosas muy bien, poniendo en marcha el primer puente entre las realidades de diferentes áreas geográficas y en el que han estado representados casi todos los agentes que tienen presencia en el mundo de la lana.

Durante tres días se debatió sobre cómo afrontar una valorización de la lana, especialmente con razas en las que se maneja poco volumen de lana, sobre las dificultades de empezar desde cero, sobre la importancia de apoyarnos…

Todos tuvimos claro que aún hay tiempo por apostar por los saberes que algunos, como Laurentino, pueden compartir, para que todos crezcamos un poco más por dentro, porque pocos como él han vivido generación tras generación los secretos de esta fibra textil.

Se trata de actualizar el pasado, de generar nuevas herramientas, como ya hemos comentado por aquí, de hacer más acciones que acerquen al público las virtudes de esta fibra, de sentirnos menos solos y menos aislados en nuestros objetivos, porque siempre es mejor y más fácil trascender y trabajar por el interés del bien común y no solo por lograr cubrir nuestras necesidades.

Y es ahí donde creo que radica la clave de esa luz que emerge de muchas de las personas que trabajan con la lana, pues su magia te invita a transcender tus límites y a pensar como una red conectada. Tal vez las artesanas y los artesanos de la lana sí estén preparados para ser ovejas en red, porque la naturaleza nos conecta y se anticipa de algún modo al desastre.

Ya se sabe,  los primeros pasos siempre dejan huella. Tal vez por eso ha sido tan fascinante este encuentro. ¿Te sumas a esta red lanera?